¿Qué es la metodología lean y cómo ponerla práctica?

Si has pasado ya algún tiempo leyendo sobre negocios, es muy probable que te hayas cruzado con algo llamado el método lean. Originario del Japón, se conoce por esas tierras como “kaizen”, un término japonés que significa “mejora continua”. Aunque su enfoque puede variar dependiendo del contexto, es útil para procesos tan distintos como los primeros pasos de una startup o el funcionamiento diario de una empresa consolidada. Sea cuál sea tu caso, te explicamos en qué consiste y de qué manera puede ayudarte.


 

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¿Qué es el método lean?


Si alguna vez has pedido una carne magra en un restaurante de parrillas, seguro que lo habrás hecho porque estabas interesado en la carne con menos grasa del menú. Y, bueno, quizá te estés preguntando por qué estamos hablando de carne en un artículo sobre negocios y emprendedurismo, pero confía en nosotros: la metáfora sirve bastante bien para explicar en qué consiste esta famosa metodología.

 

Lean, en inglés, puede traducirse entre otras cosas, por “magro”, término que le cae a pelo, pues la idea central de la metodología es justamente reducir al mínimo posible los desperdicios. Es decir, exactamente lo que sucede con una carne a la que no tienes que quitarle ninguna desagradable grasa.

 

Aunque el término recién fue acuñado en los años noventa, comenzó a imaginarse y gestarse en las fábricas japonesas de Toyota allá por la década de 1930. La empresa había desarrollo un método de manufactura que le permitió reducir costos y riesgos, priorizando en cambio un flujo limpio y eficiente. En esta primera versión, sus objetivos pueden resumirse básicamente en dos principios esenciales: 1) eliminar todo lo que no aporta y 2) identificar y modificar las sobrecargas que hacen más lento el proceso de producción.

 

Poco a poco, el concepto fue evolucionando para aplicarse ya no solo a la producción industrial y a la manufactura, si no a la gestión interna de las empresas o incluso al proceso de diseño de una startup. Y es aquí donde quieres prestar atención porque lo más probable es que te resulte beneficiosa donde sea que te encuentres en tu viaje empresarial.

 

¿Cómo implementar la metodología lean?

 

Lo primero que tienes que tomar en cuenta es que la metodología no es un producto o proyecto que comienzas y terminas, si no una filosofía y un cambio cultural organizativo total. Busca lograr el ”mayor valor con el menor residuo” y demanda analizar de principio a fin todo lo haces y estar dispuesto a cambiar lo que sea necesario.

 

Aunque tiene distintas versiones, en esencia suele tener las siguientes etapas:

 

  1. Identifica el valor: El valor del producto o servicio está en el centro de cualquier empresa. El objetivo de tu empresa es identificar una posible solución a una necesidad o problema… y, además, una solución por la que suficientes personas estén dispuestas a pagar.

  2. Mapea la cadena de valor: Debes tener muy clara la secuencia y los procesos que permiten que tu empresa genere este valor. Aquí se aplica mejor que nunca la vieja expresión que dice que el diablo está en los detalles: debes mapear el flujo de trabajo de y entre cada empresa y área para identificar si hay algo que no aporta valor o lo dificulta.

  3. Optimizar el flujo: Una vez que tengas claro este funcionamiento, llegó la hora de mejorarlo. En todo proceso que involucre distintas personas o áreas, es normal que aparezcan obstáculos o cuellos de botella. Tener el flujo mapeado te permitirá reconocer las interrupciones de la cadena de valor y eliminarlos.

  4. Crea un sistema “pull”: Tener un flujo de trabajo estable y bien afinado te permitirá activar cada pieza del engranaje solo cuando sea necesaria, evitando el agotamiento, el mal uso de recursos o la sobreproducción.

  5. Mejora continua: Como ya te hemos contado en este artículo, la metodología lean no se trata de un proceso que implementas y luego apagas. Aun así, es importante repetirlo porque con demasiada frecuencia las empresas creen haber encontrado un flujo que funciona y olvidan revisarlo, corriendo el riesgo de caer nuevamente en malos hábitos.

 

Método lean para startups

 

Aunque fue diseñado inicialmente para optimizar los flujos de trabajo de las empresas, el método lean puede ser realmente útil al momento de comenzar a planear un nuevo negocio o innovación. El concepto fue desarrollado en el 2011 por Eric Ries, en su libro The lean startup y busca ayudar a los emprendedores a navegar el contexto absolutamente incierto que es iniciar un negocio basado en la innovación. Tan incierto, por cierto, que según un estudio de Harvard, 75% de las startups que reciben un venture capital, fracasan eventualmente.

 

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Muchos emprendedores trabajan por meses e incluso años en sus proyectos, asumiendo que cuando logren tener todo perfectamente diseñado, los clientes comenzarán a llegar por sí solos y por montones. El problema es que esto rara vez es así. ¿Por qué? Porque se basó en lo que asumía que su producto tenía que ser, sin generar data que le permita ajustar sobre la marcha.

 

Para Ries, las startups se diferencian de cualquier otro tipo de negocio, pues no buscan reproducir un modelo de negocios ya establecido. Un veterinario, por ejemplo, pone su consultorio teniendo ya más o menos claro el panorama: sabe cuáles son las necesidades frecuentes de los dueños de mascotas y cuánto están dispuestos a pagar por ellas. Quien monta desde cero una startup no tiene esta ventaja.

 

El error de muchos fundadores de startups radica justamente en pensar demasiado en su esquema y solución ideal, antes de poner al cliente en el centro desde el día 1. Es comprensible: muchas ideas innovadoras nacen justamente de que alguien nota una ausencia o problema y entonces se dedica a buscar una solución. El asunto es que una sola persona no es un universo de consumidores. Por eso, se pierde mucho tiempo diseñando y construyendo un producto que a la hora de la hora, no resuena con sus supuestos consumidores o compradores. Esto genera, en esencia: desecho.

 

El método lean para startups busca más bien utilizar el feedback de los usuarios para guiar y acelerar el proceso iterativo del desarrollo de producto. Partiendo del prototipo del producto o servicio (también conocido como “producto mínimo viable”), se instaura un proceso que consiste en el diseño y producción del prototipo, la evaluación por parte de clientes potenciales, el análisis de las evaluaciones y la mejora. Este ciclo, por cierto, se repite hasta tener un modelo que funcione y es recién entonces, sin haber invertido todos nuestros ahorros, que comenzamos a pensar en escalar y tomar más riesgos.

 

Como hemos discutido, el método lean puede resultarte útil sin importar si ya tienes una empresa consolidada o estás pensando en fundar una startup.

 

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