El secreto de los negocios exitosos: Domina tu flujo de caja
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La Clave de Todo Negocio: Entendiendo el Flujo de Caja
Soy Tomás Enríquez de Organizame y sé lo que es lidiar con estos temas. Por eso hago estos cursos: para darte el atajo que a mí me habría gustado tener. No quiero que pierdas años aprendiendo por las malas. Hoy vamos a hablar del flujo de caja, esa herramienta que, bien manejada, se convierte en el mapa del tesoro de tu negocio. Si alguna vez has sentido que ganas dinero, pero no sabes dónde se va, este artículo es para ti.
¿Qué es el flujo de caja y por qué es tan importante?
El flujo de caja es, básicamente, la diferencia entre el dinero que realmente entra y el que realmente sale de tu negocio en un periodo de tiempo determinado. Es decir, solo considera los movimientos efectivamente realizados, no las cuentas por cobrar ni por pagar. Aquí no nos vamos a complicar con tecnicismos, lo vamos a ver de manera sencilla.
Imagina que tu negocio es como una tina de agua: el dinero que entra es el agua que llenas, y el dinero que gastas es el agua que se va por el desagüe. Si la tina está siempre vacía, es porque sale más de lo que entra. Si se mantiene con agua suficiente, es porque tienes un equilibrio. Y si logras llenarla poco a poco, significa que estás generando un flujo positivo.
Otro ejemplo: Piensa en tu cuenta bancaria. Si cada mes ingresan $2.000.000 en efectivo y gastas $1.800.000, tienes un flujo de caja positivo de $200.000. Pero si cada mes ingresan $2.000.000 en promesas de pago y gastas $2.500.000 en pagos reales, el flujo es negativo y te estarás endeudando. Así de simple.
Cómo se estructura un flujo de caja
Lo primero que debes hacer es llevar un registro mensual de:
1. Ingresos: Todo el dinero que realmente entra a tu negocio. Esto incluye pagos en efectivo, transferencias bancarias recibidas, depósitos y cualquier otro ingreso efectivo. No se consideran facturas emitidas o promesas de pago hasta que realmente ingresen.
2. Egresos: Todo el dinero que realmente sale. Aquí se dividen en dos tipos:
○ Gastos fijos: Como arriendo ($800.000), sueldos ($1.500.000), seguros ($120.000), suscripciones ($50.000). Son los que debes pagar sí o sí.
○ Gastos variables: Los que cambian según tu producción o ventas, como costos de materiales ($500.000 a $1.500.000), comisiones ($200.000 a $600.000) o logística ($300.000 a $900.000).
Una vez que registras estos datos cada mes, puedes sumar los resultados para obtener un acumulado anual. Si al final del año los ingresos son mayores que los egresos, tienes un flujo de caja positivo. Si es al revés, estás en problemas.
¿Cómo afecta un gasto fijo o un gasto variable?
Aquí es donde la magia del flujo de caja cobra sentido. Vamos con dos ejemplos:
Caso 1: Contratar un empleado (Gasto fijo)
Imagina que llevas unos meses con ingresos estables de $5.000.000 mensuales y decides contratar a alguien por $650.000 al mes. Al principio, todo parece bien porque tienes un flujo positivo de $1.000.000. Pero si los ingresos no aumentan, ese gasto fijo puede reducir tu margen de maniobra y llevarte a una situación de flujo negativo.
Ahora, imagina que esperas tres meses y antes de contratar subes las ventas en un 20% ($6.000.000 mensuales). Ahora, tu margen de flujo aumenta a $2.000.000 antes del gasto del nuevo empleado, lo que hace que la contratación sea sostenible.
Caso 2: Aumentar el gasto en publicidad (Gasto variable)
Supongamos que decides invertir en publicidad y destinar un 10% de tus ingresos. Si vendes $5.000.000 en enero, gastarás $500.000 en publicidad. Si en febrero vendes $7.000.000, gastarás $700.000.
Si el retorno de la inversión en publicidad es positivo (por ejemplo, cada $100.000 en publicidad genera $300.000 en ventas adicionales), la estrategia es viable. Si no, es un gasto que puede desequilibrar tu flujo.
El poder de proyectar tu flujo de caja
Lo bueno de entender tu flujo de caja es que puedes anticiparte a problemas. Si ves que los próximos meses podrían estar en rojo, puedes tomar decisiones como:
● Reducir gastos innecesarios.
● Aumentar acciones de venta.
● Cobrar antes a tus clientes.
● Buscar financiamiento a tiempo.
Un negocio que no controla su flujo de caja es como manejar un auto sin tablero. Puede que avances, pero no sabes cuánta gasolina tienes ni cuándo te quedarás varado.
Cómo un flujo de caja bien manejado puede cambiar tu negocio
Muchos negocios rentables cierran por problemas de flujo de caja. Es decir, venden bien, pero no tienen liquidez suficiente para pagar sus gastos a tiempo. Un ejemplo claro es el de las constructoras: pueden tener contratos por $500.000.000, pero si no reciben pagos a tiempo, no pueden seguir operando.
Otro ejemplo común es el de una panadería que vende a restaurantes. Supongamos que cada mes vende $3.000.000 a crédito, pero sus gastos operativos son de $2.500.000. Si los clientes pagan a 60 días, la panadería tendrá dos meses con flujo negativo antes de ver el dinero. Sin una reserva de efectivo, podría quebrar.
¡Aplica esto a tu negocio ahora!
Para que lo pongas en práctica, te dejo una plantilla que puedes descargar y usar en tu negocio. Solo tienes que registrar ingresos y egresos cada mes, y en poco tiempo vas a notar patrones que te ayudarán a tomar mejores decisiones.
Recuerda, los procesos simples ordenan el negocio. Tener un flujo de caja bien gestionado no solo te permitirá dormir tranquilo, sino que te dará la seguridad de que tu negocio está funcionando correctamente.
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