Cómo gestionar tu negocio eficientemente con un control de gastos adecuado

Lucía se sentía al filo de un precipicio. Sentada en el escritorio de su pequeña oficina, rodeada de facturas arrugadas y post-its por todas partes, apenas podía creer lo que sucedía con su negocio de repostería. Hacía dos años que había iniciado “Dulce Encanto”, una pastelería artesanal que prometía deleitar a los vecinos con tartas, galletas y cupcakes de sabores únicos. Al principio, todo parecía ir viento en popa: la vitrina siempre quedaba casi vacía al final del día, y la caja registradora sonaba con frecuencia. Sin embargo, con el paso de los meses, la relación entre ingresos y gastos había empezado a salirse de control, y ahora Lucía temía que su emprendimiento no resistiera otro trimestre.

Un futuro incierto y la llamada inesperada

Eran casi las once de la noche y Lucía, con el ceño fruncido, revisaba por enésima vez los números sin encontrar lógica alguna. Cada mes se suponía que había buenas ventas, pero los egresos crecían como una bola de nieve que amenazaba con aplastarla. Justo cuando iba a cerrar la computadora, sonó su teléfono. Era su mejor amiga, Carolina, que estaba de paso en la ciudad. Con voz preocupada le preguntó cómo iban las cosas. Lucía, incapaz de ocultar su frustración, le confesó que temía perderlo todo si no encontraba la manera de organizar mejor sus gastos mensuales.

Carolina le propuso reunirse la mañana siguiente para tomar un café. “No te desanimes, Lu. Nadie nace sabiendo cómo manejar un negocio. Lo importante es que aprendas a hacerlo bien ahora, antes de que sea demasiado tarde”, dijo con su habitual optimismo. Lucía colgó el teléfono con un atisbo de esperanza: tal vez, y solo tal vez, su amiga podría darle la perspectiva que tanto necesitaba.

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Un desayuno revelador

A la mañana siguiente, Lucía llegó al café media hora antes. Estaba nerviosa, con el corazón acelerado y un nudo en el estómago. En parte, sentía vergüenza de admitir que no sabía manejar bien sus finanzas; en otra parte, anhelaba encontrar un plan que la ayudara a salir a flote. Cuando Carolina llegó, lucía radiante con su carpeta de apuntes y una gran sonrisa.

—Te noto preocupada, Lu. Pero tranquila: esto tiene solución —dijo Carolina mientras abría un cuaderno grueso con la palabra “FINANZAS” en la tapa—. Yo pasé por lo mismo con mi negocio de organización de eventos. Casi quiebro, pero aprendí lecciones valiosas que me salvaron justo a tiempo. Hoy quiero compartirlas contigo.

Así comenzó la charla que marcaría un antes y un después en la vida empresarial de Lucía. Con una servilleta y un bolígrafo, Carolina le dibujó una tabla sencilla en la que se distinguían varios apartados para registrar ingresos, egresos y un balance general. Fue entonces cuando mencionó el concepto de organizador de gastos.

—Lo primero es clasificar tus costos en categorías y llevar un registro de gastos mensuales disciplinado. Si no sabes en qué se te va el dinero, es casi imposible corregir el rumbo —explicó, mientras Lucía asentía con ojos muy abiertos—. Además, te pueden ser muy útiles ciertas aplicaciones para llevar tus gastos. Hoy en día, hay muchas herramientas digitales sencillas de usar que te darán reportes e, incluso, alertas cuando te acerques a un límite predeterminado.

Lucía, emocionada, comenzó a tomar notas en su libreta personal, sabiendo que estaba a punto de descubrir un sistema que podría salvar su adorado negocio.

El ejemplo que lo cambió todo

Carolina notó la ansiedad de Lucía por ver algo más concreto. Decidió contarle la forma en que ella misma había organizado sus finanzas cuando su empresa de organización de eventos estaba al borde del colapso.

—Supón que vendes 10.000 dólares al mes en tu pastelería —arrancó Carolina, imaginando un número redondo para hacer el ejemplo más claro—. De ese total, vas a destinar una parte a personal, otra al alquiler del local, marketing, renovación de equipos y logística. Pero es vital que cada uno de esos rubros tenga un límite. Así sabrás si estás sobrepasando el gasto o si puedes invertir un poco más para mejorar la calidad de tu servicio.

Lucía imaginó en voz alta los números de su pastelería: pago de empleados, renta, servicios, materia prima, gasolina para el vehículo de reparto, promoción en redes sociales… Todo iba quedando más claro. Pero necesitaba una fórmula o un cálculo aproximado que le sirviera de referencia.

Carolina tomó la servilleta y escribió:

· Recursos humanos: 2.000 dólares

· Arriendo de local: 1.000 dólares

· Marketing: 500 dólares

· Renovación de activos (CAPEX): 300 dólares

· Logística (combustible, entregas, mantenimiento): 400 dólares

· Insumos y servicios varios (luz, agua, internet): 1.800 dólares

—Fíjate que, sumando todo esto, obtenemos un total de 6.000 dólares. Si tus ventas mensuales son 10.000, entonces al restar 6.000, nos quedan 4.000 de ganancia bruta. Por supuesto, de ahí hay que pagar impuestos y contemplar algún ahorro, pero al menos ya entiendes a dónde se está yendo el dinero.

Lucía abrió los ojos con asombro. Aquello parecía un bálsamo de claridad en medio de su caos. Si lograba seguir un esquema similar, podría dar el siguiente paso con más seguridad.

 

Un plan maestro: Cinco rubros, cinco porcentajes

Carolina también enfatizó la importancia de los porcentajes en función de las ventas totales. No basta con tener solo un número fijo; es esencial entender la proporción que cada rubro

debe ocupar para no desequilibrar las finanzas. “Te daré una guía que he utilizado con mis clientes y que les ha funcionado bastante bien”, dijo, mostrando una tabla colorida:

1. Recursos humanos: Entre el 20% y el 25% de tus ventas.

o Los empleados son el motor de tu pastelería. Sin ellos, la producción no saldría a tiempo y la atención al cliente se vería afectada. Pero si tu negocio es más bien pequeño y no requiere mucha mano de obra, podrías destinar un porcentaje menor.

2. Arriendo de local: Entre el 7% y el 10% de tus ventas.

o Idealmente, no deberías gastar más del 10% en el pago de la renta. Claro, si tu local está en una zona premium con alto flujo de clientes, tal vez valga la pena una cifra un poco mayor. Pero procura que no se convierta en una carga insostenible.

3. Marketing: Entre el 5% y el 8% de tus ventas.

o Para una pastelería, la publicidad visual y el marketing digital (especialmente en redes sociales) suelen ser muy efectivos. Aun así, si ves que no hay un retorno de inversión favorable, tal vez necesites replantear la estrategia o cambiar de plataforma para encontrar a tu audiencia ideal.

4. Renovación de activos (CAPEX): Entre el 5% y el 10% de tus ventas.

o ¿Necesitas comprar una nueva batidora industrial? ¿Tus vitrinas de exhibición se están quedando viejas? Estos gastos deben planificarse con tiempo para que no te agarren de sorpresa. Destina un porcentaje mensual y crea un fondo para reemplazar equipo cuando sea necesario.

5. Logística: Entre el 5% y el 7% de tus ventas.

o Si repartes a domicilio o tienes un servicio de catering, seguro has notado lo costoso que puede ser el transporte, el combustible y la manutención de los vehículos. Controlar estos costos te permitirá ofrecer precios competitivos sin sacrificar tus utilidades.

Lucía tomó una foto de la tabla con su celular y sintió que, por primera vez en varios meses, tenía un mapa detallado de cómo encaminar su negocio hacia la estabilidad.

 

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Un nuevo amanecer y la búsqueda de aplicaciones

Como siguiente paso, Carolina le recomendó a Lucía buscar aplicaciones para llevar tus gastos. Explicó que había varios programas sencillos y accesibles que permitían llevar un registro de gastos mensuales casi automático, incluso conectándolo a sus cuentas bancarias para que cada transacción se clasificara en el rubro correspondiente. Lucía, que a pesar de ser pastelera es aficionada a la tecnología, se entusiasmó con la idea de un sistema que le enviara alertas cuando sus gastos de logística estuvieran cerca del límite, o que generara reportes semanales mostrando en qué rubro había aumentado el gasto de manera inesperada.

Ese mismo día, Lucía se propuso probar dos o tres aplicaciones gratuitas que encontró en línea, y a la semana siguiente ya había elegido la que se ajustaba mejor a sus necesidades. Al final, lo más importante no era la marca de la aplicación, sino la disciplina de registrar cada compra, pago e inversión.

(6) Primera victoria: Entendiendo el panorama real

El primer mes de pruebas fue revelador. Lucía descubrió con sorpresa que gastaba más de lo que pensaba en ingredientes de bajo uso, como colorantes y decoraciones de lujo, ya que solía comprarlos por impulso cada vez que encontraba algo novedoso en la tienda de repostería. También notó que, en términos de logística, estaba perdiendo dinero porque hacía entregas muy alejadas sin cobrar un recargo que cubriera por completo el combustible.

Con la información clara de su organizador de gastos, Lucía estableció reglas en su negocio. Por ejemplo, determinó que compraría ciertos productos solo cuando hiciera un pedido grande para proveedores, a fin de reducir costos de envío y, de paso, negociar mejores precios por volumen. Además, informó a sus clientes más lejanos que, a partir de ese momento, habría un pequeño incremento en el cargo de entrega. Le preocupaba que esto ahuyentara a algunos compradores, pero para su sorpresa, muchos de ellos valoraron la calidad de sus postres y aceptaron el ajuste sin problemas.

 

El poder de un buen control de gastos mensuales

Con cada día que pasaba, Lucía se sentía más segura de las decisiones que tomaba. Ya no vivía con miedo de “¿dónde se fue el dinero?” porque, con su registro de gastos mensuales, podía ver en tiempo real cuánto había destinado a marketing, a nómina de empleados, a la renta del local y a su propia logística de entregas. Esa sensación de control le permitió planificar campañas de promoción con mayor confianza, sabiendo que contaba con un presupuesto claro y delimitado.

Incluso se dio la oportunidad de invertir en un pequeño showroom para exhibir sus nuevos productos de temporada. Como los postres navideños causaban furor en la ciudad durante noviembre y diciembre, decidió incrementar un poco su gasto en marketing —aprovechando que todavía estaba por debajo del límite recomendado— para difundir la nueva imagen de su negocio. El resultado fue un aumento de clientes que terminaban comprando pasteles personalizados para eventos especiales.

 

Ajustar, adaptarse y prosperar

El camino al éxito no es lineal, y Lucía fue consciente de ello cuando, un par de meses después, la ciudad atravesó una ola de calor inusual que hizo bajar las ventas de panadería. Lejos de hundirse en la desesperación, Lucía analizó sus reportes y decidió ajustar temporalmente algunos gastos. Por ejemplo, negoció con su arrendador una pequeña reducción de la renta por ese período, a cambio de un acuerdo para renovar el contrato por un año más. También reorientó su marketing a productos más frescos, como pasteles fríos o gelatinas artesanales, en lugar de insistir en tartas calientes.

La clave estaba en la flexibilidad y en mantener siempre la mirada puesta en los números. Con el tiempo, Lucía notó que la disciplina de revisar sus cuentas semanales, e incluso diarias, la hacía más creativa y audaz para sortear las dificultades. Ya no había compras

improvisadas ni promociones que consumieran su presupuesto sin una estrategia clara. Todo estaba basado en la información que arrojaba su organizador de gastos.

 

El legado de un buen consejo

Un día, cuando el negocio parecía más estable que nunca, Carolina regresó a visitar la pastelería. Lucía, emocionada, le mostró las planillas de gastos donde se observaba una clara tendencia a la baja en costos innecesarios, y un uso más inteligente de sus recursos. Carolina no pudo contener la sonrisa:

—Siempre supe que lo lograrías, Lu. Es increíble lo que un poco de organización y un buen control de gastos mensuales pueden hacer por un negocio. ¿Y qué tal las aplicaciones para llevar tus gastos? ¿Te han resultado útiles?

Lucía asintió con entusiasmo. “No sé cómo sobreviví sin ellas antes”, respondió. “Cada alerta, cada reporte, me permite tomar decisiones en tiempo real. Ahora, en lugar de llenarme de dudas, me lleno de datos. Eso marca toda la diferencia.”

 

Consejos finales para no soltar el timón

Antes de despedirse, Carolina le dio a Lucía algunos últimos consejos para mantener la buena marcha:

1. Revisar los gastos semanalmente: Aunque el cierre mensual es importante, llevar un recuento parcial ayuda a detectar problemas cuando todavía son manejables.

2. Comparar gastos versus ingresos cada mes: Así podrás saber si mantienes los porcentajes deseados o si necesitas reajustarlos.

3. Mantener un fondo de emergencia: Destina un pequeño porcentaje de las ganancias a un fondo de contingencia que te cubra en casos inesperados.

4. Capacitar al personal en finanzas básicas: Incluso si tus empleados se dedican a hornear, es bueno que entiendan la importancia de ahorrar costos y maximizar recursos.

5. Confiar, pero verificar: Aunque la app o software sea maravillosa, revisa manualmente los registros de vez en cuando para asegurarte de que todo esté en orden.

 

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